Editorial

Las emociones hay que vivirlas

Lic. Mary Ontiveros / Psicóloga de Secundaria

Muchas veces como adultos nos sentimos responsables de proteger a nuestros niños y adolescentes de emociones que consideramos negativas, hemos aprendido que llorar, tener miedo, sentir ira, frustración es propio de personas débiles, inmaduras o con déficit de autocontrol.

Lejos de evitar que nuestros hijos experimenten tales emociones, nuestra labor debe ser ayudarlos a desarrollar habilidades para que puedan reaccionar con la emoción correcta, la intensidad adecuada y en el momento oportuno.

Actualmente nuestros niños y adolescentes reciben una educación integral donde se les enseña que las emociones importan, que no se lucha contra ellas, se gestionan; que no se censuran, se viven.

Para mantener el equilibrio y el bienestar emocional de nuestros hijos debemos hacerles saber que somos una persona en la que puede confiar y con quien puede hablar abiertamente de lo que acontece en su día a día.

Sin embargo, para poder leer los estados emocionales de otras personas, primero debemos mirar en nuestro interior y cuestionarnos:

¿Identificó lo que siento y sé que lo detona?

¿Tomo consciencia y responsabilidad de mis emociones?

¿Expreso mi sentir y necesidades de manera saludable y respetuosa?

Recuerda que mientras más abiertos estemos a dejar fluir y experimentar nuestras emociones, podremos comprender mejor las de los demás.